MANSIÓN ABANDONADA

¡Hola de nuevo!

Tras la aventura terrorífica que vivimos en el psiquiátrico de Cheste, esta semana venimos a contaros otra aventura, aunque no tan terrorífica, pero llegó a asustarnos a todas.

Fuimos a una urbanización llamada La Rascanya, en La Pobla de Vallbona ya que nos habían dicho que allí había un chalet abandonado desde hace bastante tiempo. Cuando llegamos, vecinos de la urbanización que paseaban nos dijeron que por las noches escuchaban voces procedentes de la casa y que hacía años que allí no entraba nadie porque la conocían como “la colina maldita”. Cabe apuntar que la casa tiene en la entrada un letrero donde se lee “La colina”.

Entrada

Una vez dentro descubrimos el enorme chalet que se escondía detrás de los árboles y las hierbas que habían crecido tras años de lluvia y abandono. El chalet tenía un enorme jardín con baño propio y una piscina enorme vacía de agua pero llena de escombros, ropa y juguetes que al parecer algún día había pertenecido a la familia que habitaba la casa.

Al entrar en la construcción, nos dimos cuenta de que también parecía haberse quemado ya que los pasillos estaban completamente negros de lo que podía ser el humo del fuego. Nos encontramos también una habitación con un armario lleno de cromos pegados en las puertas, que más que ternura transmitía inquietud.

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Tras estar investigando dentro de la casa, empezamos a escuchar voces y nos quedamos muy parados ya que no nos esperábamos que a pleno día y en una calle transitada como la que se encuentra la casa, pudiesen haber fantasmas o lo que fuese que emitiesen esas voces. Después de unos segundos que pasaron como si fuesen horas, de la planta de arriba bajó un señor vestido con chándal preguntando quién andaba allí. Tras el suspiro pegado por todo el grupo, el señor nos dijo que era un promotor de una inmobiliaria y que habían decidido poner en venta la casa para acabar con el pasado de ella que tanto acechaba a los vecinos y a la propia construcción. Así, decidimos subir a la planta superior y nos encontramos con una inmensa habitación sin nada más que una caja fuerte cerrada que no conseguimos abrir. Descubrimos unas escaleras que llevaban a la azotea y desde donde se veía toda la población a los pies de la casa.

Al quedarnos maravillados con las vistas, decidimos bajar para investigar qué había en el almacén. Allí nos encontramos desde bikinis y ropa interior a libros de educación de los institutos y cómo no, zapatos, muchos zapatos y de diferentes tamaños. Poco después decidimos abandonar la casa porque ya no quedaba más que investigar y así, sumamos otra aventura más a nuestra lista.

Así lo vivimos nosotras. ¡Esperemos que os guste!

¡Gracias por leernos y hasta el próximo post!